Sin embargo esta vez quería hacer un tipo de retrato distinto, un retrato en el que el parecido no fuese mi principal fin, ya que la utilización de proyectores a destrozado la razón que me acercaba a este tema, así que siguiendo las palabras de Carlos Jiménez, profesor de pintura y figuración: "La imporatancia de un retrato no recae sobre el parecido, sino en que sea un buen cuadro, en que sea atractivo desde el punto de vista pictórico"
Esto me llevaría a mirar el retrato con otra mirada y centrarme mas en otros aspectos, en utilizar el retrato como excusa para introducir otros elementos.
Aunque sin salir del hiperrealismo esto me llevaría a Alyssa MOnks, quíen utiliza el retrato como mera excusa para demostrar su virtusismo en otro tipo de efectos como el agua o el vapor:
Aunque mi intención no se alejaba demasiado de esto yo no quería reducir aun más la sensación de estar ante un retrato, cosa que me lleva a inumerables tardes de reflexión sobre ello.
Y fue en la ducha donde encontré la solución, en el grifo más concretamente. En sus reflejos, una ventana a la que asomarse para encontrar un mundo deformado por las formas del grifo:
Sin embargo, aunque estas deformaciones habian supuesto un descubrimiento, era casi imposible fotografiarlas sin que apareciese la cámara, así que necesitaba una solucion rápida. Esta la encontré, o al menos eso creo, en el papel al bal, el cual deformaría más aún la realidad. Este además podia cubrir de manera completa la superficia del lienzo, haciendo más dificil aun una identificación directa con la realidad.
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